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El origen de Europa y su futuro
El origen de Europa en la antigüedad llega a
su plenitud en la Edad Media, con la integración de los pueblos
bárbaros en la civilización clásica cristianizada.
Llega a su plenitud el origen de Europa. No llega a su plenitud
Europa. La Cristiandad sólo se inicia.
El origen de Europa como Cristiandad. Son tres elementos los que
constituyen la plenitud de este origen de Europa:
La europeidad de la Cristiandad se constituye al irse integrando los pueblos prerromanos en la civilización clásica con la romanización que inicia el origen de Europa, su cristianización, que culmina este origen, y la entrada e integración en ella de los invasores bárbaros que se cristianizan y se romanizan.
Se había iniciado en la antigüedad con la romanización y la cristianización, llega a su inicial plenitud en aquella síntesis de la religión y de la vida que empezó a fraguar en la Edad Media.
Los reinos de la Cristiandad. El conjunto de Estados que acataban en la moral la autoridad de la Iglesia en virtud de su fe en la divinidad de Jesucristo
Aunque apenas se inicia en la Alta Edad Media (antes
del siglo X) aquella síntesis de la religión y de la vida,
empezaba en la Plena Edad Media (entre los siglos XI y XIII) a
dar sus frutos en el bienestar económico y social, en la
convivencia, en la democracia tradicional, en el esplendor
artístico y cultural, pero empieza también a sufrir
distorsiones desde las ideas de los legistas de finales del XIII
que apuntan a la prepotencia cesarista de los reyes, y desde las
filosofías disidentes y decadentes como el nominalismo. La
corrupción de costumbres de la realeza, de la nobleza y del
clero; la mala formación de éste, el cesarismo, el afán de
lucro por encima de todo ("como sea") por parte de
negociantes falsamente o inconsecuentemente cristianos y otros
que se contagiarán de lo mismo, son algunos de los males
iniciales de la crisis de la Baja Edad Media que irán
deteriorando y distorsionando aquella síntesis de la religión y
de la vida en su plenitud incoada.
Las pestes propiciadas desde 1348 por el enfriamiento climático
de la Pequeña Edad del Hielo iniciada en el XIII y el
consiguiente hundimiento demográfico no se asimilan a causa de
esa corrupción ideológica y moral y desembocan en el
hundimiento económico y social.
El cautiverio de los Papas en Aviñón (1308-1377), sometidos al
cesarismo de los reyes de Francia, el Cisma de Occidente (1378-1415),
la Guerra de los Cien Años (1337-1449), la anarquía nobiliaria
neofeudal, son los males de aquella distorsión de la Baja Edad
Media, causa de nuevas distorsiones y de la descomposición final
de la Edad Media y del origen del Renacimiento en esa crisis y en
esa descomposición.
La Cristiandad medieval buscaba el bien del hombre y el desarrollo de todo lo humano. Y lo buscaba en la unión de lo humano individual y social con lo divino. En el acatamiento en lo moral de la Iglesia. Los intelectuales, políticos y príncipes renacentistas también son cristianos, pero buscan el bien del hombre ya separadamente de lo divino, creen en la salvación del hombre por sus solas fuerzas, buscan el bien de la sociedad en la autoridad cesárea y en la cultura clásica separada de la religión. El protestantismo es una reacción arcaizante y pesimista frente al optimismo renacentista; pero al final pone la salvación en el esfuerzo por conseguir el éxito económico como exponente de los signos de predestinación, en la fe en el propio esfuerzo religioso y moral, y en la obediencia a los reyes como cabezas de las iglesias protestantes, con lo cual contribuye al alejamiento de aquella síntesis de la religión y de la vida iniciada en la Cristiandad medieval y a que quede como un objetivo para después de los siglos modernos y posmodernos en la Cristiandad futura.
Las causas desencadenantes de la crisis
final de la Edad Media:
"Primeramente las pasiones y ambiciones de los emperadores
de Franconia y bien pronto el apoyo prestado al naciente
absolutismo cesarista en Occidente por los legistas, causaron, al
enfrentar la cabeza temporal de la Cristiandad con el
Pontificado, el comienzo de la ruina de aquel ideal
unitario del mundo cristiano. Esta fue fundamentalmente la
tragedia de la Edad Media".
(Francisco Canals Vidal: Política española: pasado y futuro.
Barcelona.1977. Pág. 210).
El impacto del Renacimiento distorsiona la Cristiandad al hacer rebrotar el antropocentrismo y el cesarismo de la antigüedad originando las monarquías autoritarias del XVI. Su triunfo origina el absolutismo del Estado en nombre de los monarcas o del parlamento en el XVII. El racionalismo y el empirismo son sus bases nominalistas. La Ilustración y el liberalismo son los pasos siguientes hacia un mayor absolutismo del Estado anticatólico y de la potestad antiteocrática.
La derrota de la Europa de la Cristiandad por su versión distorsionada y degradada por el laicismo liberal y socialista ha desembocado en el europeísmo que la suplanta. No sin tener que vencer, por ahora, la resistencia al liberalismo, al laicismo y al socialismo. De ahí la progresiva infección con el europeísmo, que es enemigo de la Europa de la Cristiandad por basarse en el laicismo liberal y socialista.
La Europa del europeísmo es contraria a la Europa de la Cristiandad. El núcleo del europeísmo es el laicismo liberal y socialista enemigo de la Cristiandad, porque propugna la separación, no la autonomía de la vida política en lo técnico respecto a la autoridad de la Iglesia, a la que debe estar vinculada como autoridad infalible en la moral, que es obligatoria para todos incluidos los políticos.
"Occidente", la "civilización occidental" se basa en el laicismo liberal y socialista. "Occidente" es la suplantación de la Cristiandad descristianizada progresivamente por la implantación en ella del liberalismo.
La Cristiandad es el conjunto de Estados que incipientemente acataban en la moral la autoridad de la Iglesia en virtud de su fe en la divinidad de Jesucristo, lo cual proclama la Iglesia en el Concilio Vaticano II que se producirá plenamente en el futuro de forma universal:
"La Iglesia, juntamente con los profetas y con el mismo Apóstol, espera el día, que sólo Dios conoce, en que todos los pueblos invocarán al Señor con voz unánime y le servirán hombro con hombro" (Nostra aetate, 4).
Lo que es proclamar con toda seguridad la confesionalidad de todos los pueblos y que obrarán en consecuencia en el futuro, obedeciendo a Dios.
Tras la ruina del europeísmo y de todo laicismo radical y moderado vendrá la Cristiandad futura
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"Se hace urgente que tomemos conciencia del problema de la especialísima relación en que están, en una perspectiva de filosofía de la historia y de la cultura, la Hispanidad y el Occidente. Si antes que Europa existió la Cristiandad Occidental, cabría reconocer que en sus orígenes y en su madurez tuvo lo hispánico papel directivo, y que vista desde sus raíces religiosas, debe más Europa a los grandes dirigentes espirituales y políticos hispanos, que a Federico de Prusia o a Napoleón. Pero es también patente que las tareas europeizantes emprendidas en los pueblos hispánicos a partir del siglo XVIII se presentan como absorción y transforman las minorías dirigentes de España e Hispano-América en proletariado interno de Occidente". (Canals, 1968) |
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Las raíces de Europa, o
más bien la raíz de Europa en sus tres componentes
sintetizadas es la cristianización de la civilización
grecorromana clásica asumida por los pueblos prerromanos
primero y por los invasores bárbaros (germánicos y
otros) posteriormente. Las raíces de España son las mismas de forma militante combatiendo en su defensa y entregándose a su expansión por todo el mundo. Un espíritu, no una etnia. La hispanidad está en todos los que tienen esta militancia combatiente en defensa de la Cristiandad expansionada a las etnias de las Indias de las cuatro partes del mundo y mantenida en algunos de todas las etnias. Lo que ha desvirtuado por ahora la Cristiandad es la descristianización: Occidente es la versión descristianizada, impuesta por los dirigentes anticristianos, que suplanta a la Cristiandad Lo que hace perder la identidad es la separación entre la religión y la vida que lleva a la descristianización. Los pueblos de todos los países, entre ellos España, son biológica y culturalmente una mezcla en ellos de las múltiples etnias conocidas en los 30 siglos de historia y de las mucho más abundantes y desconocidas de los 30.000 siglos de prehistoria. El pueblo judío, el Pueblo Elegido por Dios para ser su portavoz obediente, ya con anterioridad sufrió de manos de sus dirigentes la suplantación identitaria, la autoafirmación en su ascendencia, en su etnia, como base determinante falsamente de su primacía y supremacía religiosa, política y económica. Unos, seguidos por la mayoría, dicen ser judíos por su etnia, pero "dicen ser judíos y no lo son sino que mienten", son "la sinagoga de Satanás", son los pseudojudíos judaizantes. El resto de Israel sigue siendo de Dios. San José es un judío, hijo de David, la Virgen María, es judía, Jesús, el Hijo de Dios, el Mesías prometido, es un judío, de ascendencia davídica a través de san José, su padre legal. Los apóstoles, cimientos del nuevo Pueblo de Dios, son judíos, san Pablo es judío, etc. Son judíos no principalmente por ser descendientes de Abraham, no por la carne, sino por su espíritu de fidelidad a Dios. Los cristianos somos los judíos espirituales. El prejuicio y la idolatría identitaria, creer que la etnia es la base de la identidad pasó de los pseudojudíos judaizantes a los otros pueblos, y, cuando con el liberalismo cundió el nacionalismo, se extendió el racismo por todos los países: hubo racismo francés, inglés, alemán, vasco, etc., etc. Este racismo se radicalizó en el nazismo y llevó al antijudaísmo, siempre presente, a la locura sangrienta de la soah, el holocausto de seis millones de judíos exterminados. Una triste realidad ahora negada por los revisionistas, neonazis en realidad. Al frente de Occidente, versión descristianizada de la Cristiandad, sus líderes (caudillos, jefes) son descristianizados descristianizadores: los izquierdistas y los ultraizquierdistas; los liberales y los conservadores. Son descristianizados descristianizadores los europeístas. Y también son descristianizados descristianizadores los jefes de los antieuropeístas identitarios xenófobos. Todos padecemos los disparates criminales de todos ellos y de los islamistas, que se basan en la misma reducción de la religión a la política de los pseudojudíos identitarios judaizantes de la que la copiaron ya sus primeros jefes y califas. Hasta que Jesucristo nos libere. 27 de agosto de 2016 |
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El europeísmo laicista contra la Europa de la Cristiandad
El contraste más que
paradójico entre el afán por demostrar que se es europeo y la
pertenencia de España a Europa desde sus orígenes en la
cristianización de los pueblos romanizados, se resuelve en el
hecho histórico de que la Europa a la que pertenece España
desde su origen es la Europa de la Cristiandad, y no la Europa
del europeísmo. El europeísmo se cimenta en el laicismo liberal
y socialista.
El europeísmo cimentado en el laicismo liberal y socialista es
lo constitutivo de la Unión Europea y se intenta intensificar en
su laicismo en la fracasada Constitución del Tratado de 2004,
que falsea la historia de Europa al omitir su enraizamiento
cristiano, como lo omite el Tratado de 2007 que improvisaron para
salir adelante tras aquel fracaso.
Los "padres de la Unión Europea" aún eran
confesionales ellos, pero por ser democristianos no hicieron ya
confesional su Europa, sino europeísta.
Ahora, tras el Tratado de 2007, como en la fracasada
Constitución europea de 2004, quitan hasta la mención del
origen histórico de Europa en la civilización grecolatina
cristianizada. La Europa del europeísmo es contraria a la Europa
de la Cristiandad. San Benito, San Cirilo y San Metodio son los
patrones de Europa. Esta es la Europa de la Cristiandad destruida
y suplantada por el europeísmo.
El origen de Europa como Cristiandad llega a su plenitud en la Edad Media. Llega a su plenitud el origen de Europa. No llega a su plenitud Europa. La Cristiandad sólo se inicia. Son tres elementos los que constituyen la plenitud de este origen de Europa:
El origen de España, que se había iniciado en la antigüedad con la romanización y la cristianización, también llega a su plenitud en aquella síntesis de la religión y de la vida que empezó a fraguar en la Edad Media. España es entonces una pluralidad de reinos unidos por la empresa común de la Reconquista durante ocho siglos.
Los ocho siglos de lucha común para la liberación de los invasores islámicos anticristianos hacen que la unidad de los reinos de España (Hispania) se potencie, aunque tengan Estados diferentes. La Reconquista se inicia por los cristianos que no sólo no acatan la imposición de la religión islámica, sino tampoco su dominación política, huyen de las ciudades del sur en las que constituyen sus centros de poder los invasores musulmanes y forman en las montañas del Norte núcleos cristianos de resistencia. Liberarán a España y salvarán a Europa.
Esto intensifica en España, dentro de la Cristiandad, la militancia, la combatividad cristiana. La Reconquista intensifica la europeidad de la Cristiandad en España.
A pesar del impacto del Renacimiento distorsionador de la Cristiandad al hacer rebrotar el antropocentrismo y el cesarismo de las monarquías autoritarias, la defensa de la Cristiandad católica que asumen los reinos de la monarquía hispánica con los Reyes Católicos y los Austrias los mantiene unidos en su diversidad. E intensifica aún más en España su europeidad de Cristiandad. Al mismo tiempo que extiende la Cristiandad a las Indias de América, Asia y Oceanía. La Hispanidad es la extensión por las Indias de esta europeidad de la Cristiandad que en España es mucho más intensa por su militancia y combatividad.
En esta defensa y extensión de la Europa de la Cristiandad católica España llegará al agotamiento y a la derrota. También así se inicia la derrota de la Europa de la Cristiandad por su versión distorsionada y degradadada que desemboca en el europeísmo laicista que la suplanta.
La supuesta Constitución Europea de 2004, llevada a referéndum en España en el plebiscito de 20.02.2005, se cimenta en una falsificación de la historia al omitir las raíces cristianas de Europa y además empeora la situación de España respecto al Tratado de Niza en vigor. Pero ellos quisieron el sí para ser como "los europeos". Ahora, tras el Tratado de 2007, como en la fracasada Constitución europea de 2004, quitan hasta la mención del origen histórico de Europa en la civilización grecolatina cristianizada. La Europa del europeísmo es contraria a la Europa de la Cristiandad. San Benito, San Cirilo y San Metodio son los patrones de Europa. Esta es la Europa de la Cristiandad destruida y suplantada por el europeísmo.
El afán por europeizarnos cuando ya somos europeos desde los orígenes y desde las raíces de la Cristiandad es porque se trata de imponernos el europeísmo, que es contrario a la Cristiandad y por eso mismo es extraño en España. A este europeísmo sí que somos los últimos en llegar, en la Europa del europeísmo sí que somos unos advenedizos. En esto sí que hay que hacerlo todo por puntillo, por aparentar que somos más europeos europeístas que nadie. Y decirlo todo en el idioma ajeno, a diferencia de ellos que lo dicen todo en su propio idioma.
Al europeísmo contrario a la
Europa de la Cristiandad por estar cimentado en el laicismo
liberal y socialista,
sí que hemos llegado tarde, mal y nunca, España más que nadie
en Europa.
Tras la ruina del europeísmo vendrá la Cristiandad futura y la Hispanidad futura.