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La entrada del obispo Munilla en Orihuela

 Baltasar Bueno Religión Digital 12.02.2022

José Ignacio Munilla Aguirre se emocionó con el recibimiento que los de Orihuela le tributaron este sábado en que hizo su entrada solemne en la que es la sede histórica de la Diócesis de Orihuela Alicante. Tal vez no se esperaba la calidez de sus nuevos diocesanos, muy distintos a los de su anterior Diócesis. Cuando el Nuncio le entregó el báculo como pastor de su nueva Diócesis lloró. Una niña le ofreció un ramo de flores con los colores de la heráldica pontificia.

Se le veía muy emocionado a gusto, aplomado, relajado, ni siquiera le inquietó cabalgar Bartola, una mula roma, hija de burra, alcoyana, que buscó el Ayuntamiento a través de su proveedor de dromedarios de las cabalgatas de Reyes, Peluca.

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Campanas, tracas, banda de música y un coro de los neocatecúmenos fueron los primeros honores para el 37 obispo de esta Diócesis creada en 1566 y cuya sede fue trasladada a Alicante en 1963 siendo obispo Pablo Barrachina. A pesar ello, se respeta la historicidad de Orihuela y el acto protocolario de entrada se realiza en esta ciudad donde siempre fue fiesta el día de la entrada del Obispo, con cuyo motivo se celebraban grandes festejos, taurinos incluidos, hasta que un obispo valenciano, José Tormo, en el siglo XVIII las suprimió, colgándosele el sambenito de obispo aguafiestas.

Munilla cabalgó a lomos de mula más de un kilómetro entre vivas de la gente apostada a lo largo de carrera. Un fuerte dispositivo policial, con la caballería de la Policía,  fue situado estratégicamente en prevención de posibles incidentes, pues un colectivo feminista y un colectivo lgtb había convocado una manifestación, que quedó en simple concentración de protesta contra Munilla a la que acudieron un centenar de personas, casi todas ellas mujeres sin mayor importancia. La reunión, que duró una hora, fue frente al ambulatorio, distante dos kilómetros del paso del cortejo. No hubo nada que resaltar  de la misma y un coche patrulla con cuatro policías nacionales que les observaban no tuvieron que intervenir. Se disolvió cuando la comitiva del Obispo aún no había llegado a entrar en la catedral.


[El colectivo LGTB contra Munilla en Orihuela el 12 02 2022. Se ven 22 personas. Las 78 que faltan para el centenar que dice que acudieron el bueno de don Baltasar Bueno serían las del colectivo feminista, que dice don Baltasar que eran "mujeres sin mayor importancia". Un lapsus que habrá que disculpar.]

El alcalde, la corporación municipal, autoridades civiles y militares les esperaron a su llegada a la Puerta de la Olma, donde había gran número de kikos gritando y vitoreando al nuevo prelado, se hicieron de notar mucho a lo largo de la carrera del cortejo las comunidades neocatecumenales, con carteles donde estaba escrito el lema episcopal de Munilla En ti confio.   

Munilla llegó ante la puerta de la Olma o del Angel.

El pertiguero que conducía la mula llamó y les respondió el alcalde:

--¿Quién va?

Contestando el pertiguero:

--El Obispo que ha de entrar en Orihuela.

Momento en que las puertas fueron abiertas y accedió montado Munilla.

A continuación ingresó en el antiguo Convento de Santo Domingo, llamado el escorial levantino, hoy colegio diocesano, y pasó a rezar en una ermita colindante a la casa del poeta Miguel Hernández, situada a manera de puente sobre la calle, donde veneroó a la patrona de Orihuela, la Virgen de Monserrate. Desde esta ermita predicó san Vicente Ferrer,cuenta la tradición.

La celebración eucarística fue presidida por el Nuncio de Su Santidad en España, Bernardito Auza, y concelebraron con él el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, 30 obispos y numerosos sacerdotes de la Diócesis. Al comenzar, el obispo dimisionario administrador apostólico, Jesús Murgui, hizo la introducción. Recordó que desde el primitivo cristianismo las tierras alicantinas tuvieron dos sedes episcopales, la de Elche y Elda, pasando en el siglo XVI a ser la de Orihuela.

Habló después el Nuncio Auza quien agradeció a Murgui por la labor pastoral que desarrrolló en Orihuela-Alicante. De Munilla dijo que estaba dispuesto a estar con todos  especialmente los más necesitados y en la confianza de Dios. Le dio su enhorabuena y encomendó su ministerio pastoral a la Virgen. "¡Que el Señor bendiga a nuestro nuevo Obispo!"

El Nuncio ordenó que se presentara las Letras Apostólicas al colegio de consultores y que fueran leídas, lo que hizo el canciller de la Curia. El texto daba cuenta de que  habiendo desempeñado con diligencia el cargo de Obispo en San Sebastián el Papa le nombra Obispo de Orihuela-Alicante animándole a que con toda sus fuerzas evangelice. Posteriormente le entregó el báculo, momento en que Munilla lloró, recibiendo una larga ovación  de los asistentes al acto. Tras el acto de obediencia de los representantes de la Diócesis prosiguió la celebración eucarística con el canto del Gloria.

Homilía del nuevo Obispo

En su primera homilía, Munilla dijo que estaba conmovido, impactado, por la acogida que le habían dispensado en Orihuela, y entendía que a quien se acogía era a Jesús. Pidió que compartieran con él un viva a Jesús, a la Virgen y a la Faz Divina (Santa Faz). Recordó unos recientes mensajes suyos en redes y entre otras cosas dijo:

 Baila como si nadie te estuviera mirando, trabaja como si no necesitaras dinero. Solo vivir en presencia de Dios es lo que importa.

Ama como si nunca te hubiesen herido. Nuestra cultura produce muchas heridas, el corazón no es de quien lo rompe, sino de quien lo repara, Jesús. El amor y la esperanza cristiana lo reinicia y repara todo.

Amar a fondo perdido no es de tontos, sino de sabios. No es fácil, vivimos en una sociedad crispada. Basta asomarnos a twitter. En la actualidad se intenta imponer el pensamiento único.

Este es nuestro ideal amar a todos incondicionalmente. Estamos llamados a presentarnos al mundo con la fuerza del Espíritu Santo.

La pobreza evangélica se refiere a todo apego que nos impida amar a Dios. La tarea de la evangelización es competir por el último puesto, por servir a los demás humildes.

Jesús, Jesús, Jesús, el único que puede salvarnos. Encomiendo este ministerio a la Virgen María, a san Ignacio de Loyola y a san Vicente Ferrer.

Seremos un solo corazón y una sola alma.

La homilía fue ovacionada por los presentes.

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De otras fuentes

La web de Mons. Munilla https://www.enticonfio.org/biografia/

https://www.elizagipuzkoa.org/base.php

https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=42665

Concelebraron con Mons. Munilla unos treinta obispos, entre ellos el cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia, el arzobispo de Toledo, Mons. Cerro, el portavoz de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Luis Argüello, el emérito de Ávila y obispo auxiliar de la Diócesis de Orihuela-Alicante de 1998 a 2003, Mons. Jesús García Burillo, el oriolano y obispo emérito de Canarias, Mons. Francisco Cases, los eméritos de Orihuela-Alicante, Mons. Victorio Oliver y Mons. Jesús Murgui, el ilicitano obispo electo de Solsona, Mons. Francisco Conesa, y los Ordinarios de Cartagena, Albacete, Segorbe-Castellón, Bilbao, Ciudad Real, Cuenca, Guadix, Oviedo, Zaragoza, Huelva, Burgos, Almería y Vitoria.

Homilía del nuevo obispo de Orihuela-Alicante

En su homilía, tras agradecer vivamente la presencia de los cardenales, arzobispos y obispos, asi como de las autoridades civiles y militares, dijo entre otras cosas::

«Tengo que comenzar diciendo que estoy admirado, impactado y conmovido, al ver la acogida que esta Diócesis ofrece al pastor que llega en nombre de Cristo. Y soy muy consciente de esto último, que esta acogida se la hacéis a Cristo, a quien represento ante vosotros

La llegada de Jesucristo al mundo hace dos mil años ha sido a lo largo de estos dos milenios, y sigue siendo a día de hoy, la gran novedad que llena de esperanza el devenir de nuestra historia. Todo cuanto queremos decir hoy al mundo se resume en una palabra que es un nombre propio: ¡JESÚS, JESÚS, JESÚS! 

Por ello, recordando la palabra evangélica "Si estos callasen gritarían las piedras" (Lc 19, 40), comienzo esta homilía pidiéndoos que compartáis conmigo estos tres gritos de fe: ¡Viva Jesús!, ¡Viva la Madre de Dios!, ¡Viva la Faz Divina!

Con estas tres jaculatorias que hemos elevado al cielo, bien podría dar por concluido esta homilía, ya que es imposible que diga nada que pueda mejorar el grito de gozo y gratitud por el misterio del amor de Dios al mundo. Aun así, voy a compartiros unas reflexiones a modo de programa de vida para todos nosotros. Lo hago comentando un mensaje que envié a redes sociales recientemente, en el que se expresaba la siguiente triada: "Baila como si nadie te estuviese mirando. Ama como si nunca te hubiesen herido. Trabaja como si no necesitases dinero".

1º Baila como si nadie te estuviese mirando

¿Quién es mi público, quién es tu público? ¿Ante quién nos levantamos por las mañanas y nos esforzamos en el día a día? ¿A quién esperamos agradar y de quién confiamos obtener la aprobación de cuanto hacemos? ¿Acaso nos condiciona sobre manera que hablen bien o mal de nosotros? ¿Aspiramos a obtener el reconocimiento de este mundo? ¿Bailamos o dejamos de hacerlo, tal vez, dependiendo de quién nos mire o nos deje de mirar en cada momento? 

Por ello, me atrevo a proponeros este ideal, y le pido a Dios la gracia de vivirlo yo mismo: ¡Baila como si nadie te estuviese mirando! En realidad, lo único importante es la mirada de Dios… ¡Las cosas son lo que son para Dios, y nada más! 

En última instancia, actuar en conciencia es lo mismo que vivir en presencia de Dios, ya que nuestra conciencia no es otra cosa que la mirada latente de Dios en nuestra vida… 

Bien podríamos hacer nuestra la conocida expresión del poeta Juan Ramón Jiménez, el autor de Platero y yo: "Ni el elogio me conmueve ni la censura me inquieta. Soy como soy. Nada me añade el aplauso y nada me quita el insulto". 

Pues bien, la experiencia nos demuestra que solo viviendo en presencia de Dios se puede actuar en conciencia. De lo contrario, la vanidad acaba siendo el motor de nuestra vida, o los miedos y temores al fracaso nos terminan por paralizar, o incluso nuestra propia autoestima se resiente gravemente, hasta el punto de hacernos entrar en profundas crisis de identidad. 

Decía Santa Teresa de Calcuta aquello de: "Yo solo soy un lápiz con el que Dios escribe una carta de amor al mundo". Esta gran verdad, solo puede decirla quien vive en la presencia de Dios. 

2º Ama como si nunca te hubiesen herido

Nuestra cultura arrastra muchas heridas, provocadas por habernos fallado profundamente los unos a los otros, y también por motivo de que nuestra fragilidad interior nos hace muy vulnerables a las faltas de delicadeza y de caridad de cuantos nos rodean… 

Pero el Evangelio nos aporta una gran noticia: El corazón no es de quien lo rompe, sino que el corazón es de quien lo repara. Por lo tanto, nuestro corazón tiene dueño, y es el Corazón de Jesús. 

Y por ello, nosotros no podemos quedar atrapados por las heridas del pasado, o por tantos episodios desgraciados que hayan sembrado la decepción y la desconfianza en nuestros corazones. No podemos actuar desde un amor propio herido. Estamos llamados a empezar de nuevo. El amor y la esperanza cristianas son capaces de reiniciarlo todo desde cero, sin permitir que las heridas del pasado nos descarrilen en el momento presente; más aún, abriendo nuestro corazón para dar una oportunidad a la sanación. 

Amar a fondo perdido no es de tontos, sino que es de sabios. Jesús nos dijo aquello de: no devolváis mal por mal, al contrario, venced el mal a fuerza de bien y amad a vuestros enemigos, y ha llegado el momento de ponerlo en obra. 

Soy consciente de que esto no será fácil, ya que vivimos en una cultura crispada ¡Baste asomarse a Twitter! Hay poco espacio para el diálogo y para el encuentro de diferentes. A quien no piensa como nosotros hay que silenciarlo Es la cultura de la cancelación que, por cierto, el Papa Francisco ha puesto al descubierto en su discurso de inicio de año ante el cuerpo diplomático internacional acreditado en la Santa Sede.

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¡Este es nuestro ideal!: Amar a todas las personas incondicionalmente, al mismo tiempo que creemos y predicamos la verdad revelada por Cristo.

3º Trabaja como si no necesitases dinero

La tarea de la Iglesia se encuadra más en la categoría de la vocación que en la de la profesión. (Y dicho lo anterior, tengo que matizar diciendo que todas las profesiones están llamadas a vivirse de forma vocacional). Pero una prueba inequívoca de que la evangelización es una vocación que está muy por encima de los parámetros socio económicos, es la invitación de Jesús a que llevemos a cabo nuestra labor en la pobreza evangélica. 

Los medios materiales serán necesarios solamente en la medida en que nos ayuden a visualizar los valores del Reino de Dios. Estamos llamados a presentarnos ante el mundo, no apoyados en los medios humanos, sino en la fuerza del Espíritu Santo. No en vano la primera de las bienaventuranzas subraya la pobreza evangélica (Bienaventurados los pobres de espíritu), y es clave para poder vivir el primero y principal de todos los mandamientos (Amad a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos). 

La pobreza evangélica no se refiere solamente al dinero que también sino a todo apego que nos impida tener un corazón desprendido para poder amar a Dios. Por ejemplo, es clave que vivamos la pobreza de ambiciones y de honores humanos. 

La tarea de la evangelización requiere de nosotros que compitamos por ocupar el último puesto. De pelearnos si tuviésemos que pelearnos por algo, lo haremos por ocupar el último puesto. Competiremos por coger la escoba y por servir a los más humildes. Cuando los pobres, los enfermos, los ancianos, los presos, los solitarios, los depresivos llegan a cambiar nuestros horarios, planes, previsiones, el estado de nuestra cuenta corriente, entonces habrá entrado Jesús en nuestra vida. Dios nos libre de los criterios mundanos que hacen infecunda la tarea de la evangelización. 

Termino como he comenzado:

¡JESÚS, JESÚS, JESÚS! Podéis olvidar todo lo que he dicho en esta homilía, menos la invocación del nombre de Jesús, que es el único que puede salvarnos (cfr. Hch 4, 12). 

Encomiendo este ministerio que se me ha confiado al cuidado maternal de la Virgen María y al cuidado paternal de San José, al tiempo que pido la intercesión de San Ignacio de Loyola y de San Vicente Ferrer. 

¡Gracias de todo corazón! Cor unum et anima una! 

(Catedral de Orihuela, 12 de febrero de 2022)

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En la web de Mons. Munilla

https://www.enticonfio.org/biografia/

El lema episcopal de Mons. Munilla es «In Te confido» (En Ti confío) y su escudo episcopal está centrado en la imagen del Corazón de Jesús. La imagen del corazón quiere representar la humanidad de Jesucristo como camino hacia Dios. Las llamas que envuelven el Corazón representan el Amor de Dios, el Espíritu Santo. Así como Moisés contempla la zarza que arde y no se consume con las llamas, así las llamas del Divino Amor arden en el Sagrado Corazón sin consumirlo, convirtiéndolo en un horno de caridad divina, que desea abrasar con sus llamas a todas las almas humanas, para encenderlas en el fuego del Amor a Dios. El Sagrado Corazón aparece también rodeado de espinas, formando una apretada corona que lo ciñe a su alrededor y aparece con su costado abierto, del cual fluye, de modo ininterrumpido, Agua y Sangre: Agua, que lava las almas y Sangre, que las santifica. El corazón con la corona de espinas y la representación de la llaga del costado, hacen una clara referencia a la Pasión de Cristo. El fuego representa el amor redentor de Dios hacia todos los hombres. La expresión del lema «In Te confido» tiene su referencia en distintas citas bíblicas, tales como: Sal 50,10; 24,2; 56,2; Rom 14,14; Jer 17,5.7.

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