Crónica
HISTORIA UNIVERSAL

Japón entregará a EEUU 2.800 millones de dólares para retirar las tropas de Okinawa a Guam

DIARIO DE NAVARRA. AGENCIAS. Tokio (Japón) Martes, 17 de febrero de 2009

Japón y EEUU firmaron hoy un acuerdo por el que el Gobierno nipón se compromete a dar a Washington hasta 2.800 millones de dólares en efectivo para recolocar a más de 8.000 marines norteamericanos desde Okinawa (Japón) en la isla de Guam (EEUU). El acuerdo, firmado hoy por la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, y el ministro nipón de Exteriores, Hirofumi Nakasone, establece que Washington podrá utilizar este dinero, procedente de las arcas públicas niponas, "para desarrollar proyectos de infraestructura en Guam".

Clinton y Nakasone explicaron en rueda de prensa que el acuerdo forma parte del proceso de recolocación de tropas estadounidenses actualmente en Japón, la mayoría en Okinawa, donde la población es contraria a su presencia.

Según la agencia local Kyodo, Japón planea presentar este acuerdo ante la Dieta nipona durante la actual sesión parlamentaria y ya ha previsto el gasto de 34.600 millones de yenes (374 millones de dólares) dentro del presupuesto del año fiscal 2009.

Sin embargo el acuerdo deberá enfrentarse a la falta de apoyo por parte de la principal fuerza de la oposición nipona, el Partido Demócrata (PD), debido a los elevados costes de esa recolocación.

El acuerdo, recogido en un documento de seis páginas, establece los pasos a seguir para recolocar las tropas en Guam y confirma que Japón proporcionará 6.090 millones de dólares de los 10.270 millones de dólares que se estima se necesitarán para esa recolocación.

El plan confirma el compromiso de Tokio de ofrecer 2.800 millones de dólares en efectivo para la construcción de infraestructura en la isla de Guam, en el Pacífico occidental, donde se recolocará a los 8.000 marines y a sus cerca de 9.000 familiares antes de que acabe 2014.

En la provincia de Okinawa se encuentran unos 23.000 militares estadounidenses, de los que 13.000 son marines.

La presencia militar estadounidense en las islas es un asunto de reivindicación permanente para la población local, mayoritariamente contraria.