........Santa Hildegarda de Bingen amonesta al Papa...El jaspe....El Ónice.. .La
amatista....La crisoprasa....El olivino......La medicina de santa Hildegarda....çVida y obra.....Santa Hildegarda.......CRISTIANDAD FUTURA.
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...... .. ......Enseñanzas
pontificias.....Santa Hildegarda estuvo ochenta años
recibiendo enseñanzas del Espíritu Santo sobre la estructura
del Universo y remedios sencillos para problemas de salud..
Las piedras que curan según enseña santa Hildegarda
El Libro de las Piedras que Curan se vendía aquí "El Libro de las Piedras que curan" (LibrosLibres) y aquí El libro de las piedras que curan
11.11.2012
José María Sánchez de Toca
Rafael Renedo Hijarrubia
Por fin ha aparecido en español, al cabo de
850 años, uno de los libros más interesantes, sugerentes y
sorprendentes de la herencia cultural de Occidente: "El Libro de las Piedras que curan" (LibrosLibres) de la "Physica" de Santa Hildegarda.
A mediados del siglo XII, Santa Hildegarda recibió de la Luz
Indeficiente, (como se llamaba a sí misma la llamarada que la
invadía), obras muy diversas a las que ahora llamamos "obras
menores", pero entre las que se cuentan nada menos que dos
tratados de medicina y dietética.
Uno de ellos, "Causas y remedios de las enfermedades",
explica la endocrinología del ser humano, y el otro, la "Physica",
describe la naturaleza y utilidad para los humanos de las
criaturas más corrientes: 230 plantas, 63 árboles y arbustos,
72 aves, 36 peces y 45 animales terrestres, 17 bichos, 8 metales
y 26 piedras.
De las 26 piedras que trata, solo 19 son
realmente útiles; piedras preciosas o semipreciosas que
solo sirven para el bien y la salud del ser humano y, en algunos
casos, también del ganado.
El libro describe la naturaleza y formación de las piedras y
detalla para qué sirve cada una y cómo ha de emplearse según
400 remedios muy sencillos para otras tantas dolencias y
afecciones. En genera, las aplicaciones consisten en ponerse las
piedras sobre la piel, o meterlas en vino o agua de beber.
Sorprendentemente, su eficacia es verdaderamente asombrosa y
comprobable, porque Santa Hildegarda "funciona". El
ejemplo más patente es el
jaspe, que es el nombre
ilustre de muchos guijarros de pedernal (piedras que no se dejan
rayar por la navaja), una piedra de arroyo que es el analgésico
más rápido que hemos conocido, apto contra cualquier dolor
reumático. Y como éste, otros 400 remedios más. Lean ustedes
los correos de agradecidos lectores del blog de Santa Hildegarda.
El Libro de las Piedras que Curan
es un tesoro de sabiduría que pone de manifiesto que no
es de origen humano, ya que no recoge tradiciones populares
medievales, hechizos paganos, sabiduría grecolatina, ni medicina
árabe o judía. Los lapidarios clásicos o medievales no se
parecen en absoluto a las sencillas afirmaciones de Santa
Hildegarda.
Es una sabiduría que tampoco pudo ser experimental ni fruto de
la práctica: Santa Hildegarda dice cosas que sólo se han sabido
muchos siglos después, como cuando relata el elaborado cortejo
de las bacterias del hierro para formar la magnetita,
bacterias a las que llama gusanitos a falta de la palabra
adecuada que todavía no se había inventado.
Ahora bien, la formación de la magnetita es cosa que la Ciencia
descubrió a mediados del siglo XIX, (¡700 años después de
Santa Hildegarda!), que se hizo pública a partir de 1877 y que
todavía se sigue investigando. Asimismo, este Libro describe
perfectamente, como si fueran apuntes de laboratorio, cómo
precipitan los cristales de roca a partir de los cambios de
temperatura de una solución sobresaturada.
A pesar de tratarse de sabiduría revelada, lo que afirma Santa
Hildegarda no es cuestión de fe en ningún sentido: ni fe divina
ni fe humana. No es necesario un acto de fe para que funcione;
basta con probar lo que dice. Es una vivencia entusiasmante, como
la de quien descubre una buena novela y se apresura a decírselo
a los amigos. No vale la pena discutir si esto es posible o no;
que lo pruebe quien quiera, que en Santa Hildegarda no hay nada
sucio, nocivo, molesto, ni repugnante.
Santa Hildegarda dice, y puede comprobarse, que la amatista,
esos cristales morados del interior de las geodas de adorno que
venden en las tiendas, borra las manchas de la cara y neutraliza
inmediatamente las picaduras de avispa o las mordeduras de araña.
A mi nieto se le pasaron las pesadillas que venía sufriendo
desde dos años atrás en cuanto sus padres le pusieron un jaspe debajo del
colchón, aunque no era exactamente lo que recomienda Santa
Hildegarda. Otro nieto muy renuente a las tareas escolares se ha
vuelto aplicado desde que le ponen olivinos para hacerlas.
El Libro de las Piedras que Curan de Santa Hildegarda es un tesoro que ahora está al
alcance de todos, pero que ha estado escondido durante mucho
tiempo, pues, por increíble que parezca, ha permanecido ignorado,
desconocido y oculto más de ocho siglos, hasta que el pasado 23
de octubre ha aparecido por primera vez en las librerías
españolas, publicado por Libros Libres.
Aunque el original latino es realmente breve, apenas veinte
páginas, la edición española tiene 261 páginas, porque no
solo están prologados, explicados, y comentados abundantemente
los posibles significados de las palabras del original, sino que
ofrece índices muy completos para facilitar su empleo y está
salpicado además de una larga serie de casos clínicos tomados
de las publicaciones austríacas y alemanas de la medicina
hildegardiana, debidas a los doctores Hertzka y Strehlow, así
como al presidente de la Liga Hildegardiana, Helmut Posch.
El libro está ilustrado con una colección de fotografías de
las piedras que, contra lo que suele ser habitual al representar
minerales, no presenta ejemplares de museo, que en la práctica
son inabordables e inconseguibles, sino que los presentan en su
aspecto más corriente, tal como se encuentran en las tiendas o
en la gravilla.
Porque otra de las características de este libro es que detalla
los lugares -tiendas, ferias, o montones de grava- donde hacerse
con ellas, e incluso anima a buscarlas uno mismo en pedreras,
barrancos o sacos de gravilla. Es reconfortante saber que las
piedras preciosas o semipreciosas de las que habla Santa
Hildegarda no son carísimas, sino que esmeraldas,
topacios, circones, zafiros o rubíes son tan asequibles
- dos o tres euros- como los cuarzos que nos
propone la Santa.
Estamos de enhorabuena porque "El Libro de las Piedras que Curan" de Santa
Hildegarda de Binguen es un hallazgo
gozoso que se asoma a nuestras librerías, una buena lectura, una
invitación a probar si funciona, y un espléndido regalo de cara
a estas Navidades que se dibujan austeras.