Textos de san José María Rubio, el Padre Rubio, S. J., (1864-1929), el santo Padre Rubio (pues fue canonizado en 2003)
Hacer lo que Dios quiere y querer lo que Dios hace. (San José María Rubio, el Padre Rubio, S. J., (1864-1929), el santo Padre Rubio, pues fue canonizado en 2003)
Mi deseo es santificarme donde y como el Señor disponga, y eso queréis también nuestra madre y vosotros. Por mi parte, estoy dispuesto a lo que él quiera de mí y nada más. Si me quiere en Madrid, bien; y si me quiere a vuestro lado, muy bien; y si me quisiera de otro modo de vida más perfecto y más seguro, pues muy bien.
Lo mejor, lo más provechoso, lo más consolador será lo que Dios quiera, y a la hora de la muerte el mayor consuelo vuestro y mío será el pensamiento de haber cumplido la voluntad santísima de Dios...
Yo no me muevo sino por cumplir lo que sea gusto de Dios.
Es posible en este destierro comunicarse con Dios infinito... Yo sé que quien esto no creyere no lo verá por experiencia, porque es muy amigo de que no pongan tasa a sus obras.
La verdadera unión se puede muy bien alcanzar con el favor de Nuestro Señor, si nosotros nos esforzamos en procurarla. Con no tener voluntad, sino atada con lo que fuere la voluntad de Dios.
Contemplad la humanidad santa de Jesucristo y, mediante ella, subid a la divinidad. Meditad las virtudes de Jesucristo y desead practicarlas; y no sólo esto, sino trabajad para conseguirlas. Habréis vaciado primero el corazón y después os habréis llenado de Dios, y Dios obrará en vosotros maravillas.
¿Cómo vamos a poder pensar en otra cosa si, aunque no queramos, tropezaremos con Él en todo? ¿No ve que lo llena todo y en todo está trabajando por usted y por mí?
Vivir la presencia de Dios como lámpara encendida.
No fuerce la máquina. No admite violencias esta práctica (la de la oración) toda sobrenatural. Ha de ser obra de la gracia.
Te encargo que siempre tengas como base de tu conducta el cumplir fielmente la ley de Dios y los mandamientos de la Santa Iglesia nuestra madre. Procura que en tu casa se rece en familia y que tus hijos vean a sus padres practicar la religión, no a medias, sino en todas las cosas. Es la mejor herencia que puedes dejarles. De todo lo mucho que nosotros debemos a nuestros padres, cuya vida conserve el Señor muchos años, el mayor beneficio ha sido educarnos cristianamente y Dios les premiará este bien que nos han hecho. Procurad rezar el Rosario a la Virgen y no olvides que quien a Dios tiene nada le falta, sin hacer caso de cómo piensan otros, pues bien sabes que hay muchas cabezas destornilladas.
Éste es el camino en las horas amargas. ¿Qué hace el Divino Corazón en su aflicción y amargura? Retirarse a orar. Y añade: Quedaos aquí vosotros y procurad orar conmigo, no os durmáis, estad vigilantes y haced oración aquí, como yo voy a hacerla en mayor soledad y recogimiento. Apartado ya de ellos y solo por su Eterno Padre, se pone de rodillas y, como hombre, adora con profunda reverencia a la majestad de Dios Padre, y colocada la frente en el suelo, entra de lleno en la oración, prolongándola hasta una hora...
Al final de la vida nos queda la santidad.
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